Escuchas Queen. Todo se te pasa. Una vena de guitarra se te mete en la cabeza, sabes que eres Dios, que no hay nadie como tu. Y que solo tú te quieres. Sigues cantando I want it all… y sabes que lo quieres todo. A ti, a tu vida. A tu antes y a tu después. Sigues con las guitarras, que te envenenan, que te electrifican. Y te sigues sintiendo la reina de tu Rock y de tu Roll. Estas viva. Demasiado viva a veces.